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viernes, 27 de septiembre de 2013

¿Integral 3000?


Pero… ¿por dónde íbamos a andar?

Durante la travesía, nos preguntamos cómo se formó Sierra Nevada. En este enlace se explica su origen: www.youtube.com/watch?v=lokEgwvMO48

Las Cordilleras Béticas están formadas en el seno del gran sinclinal alpino situado al mediodía de Europa, con los sedimentos de la era Primaria y Secundaria, en los que se mezclaban arcillas, granos de cuarzo y óxidos de hierro. Los depósitos acumulados en el fondo de este sinclinal, cubierto por las aguas marinas hace más de 200 millones de años, constituyeron un considerable espesor, oscilando entre 3.000 y 4.000 metros, sometidos a las enormes presiones de las profundidades, que formaron y transformaron las rocas sedimentarias.

Cuerda por donde cruzamos la Sierra (Vista desde Granada)
En la segunda mitad de la era Terciaria, en el Plioceno, comienza el abombamiento de los materiales ya plegados en anteriores movimientos orogénicos y va emergiendo poco a poco del nivel de las aguas, todo ello provocado por los movimientos netamente terciarios como toda la formación alpina que, iniciando su presión en el sur, fue desplazándose después en sentido septentrional hacia la meseta castellana, que actuó a modo de gran muralla.

En el refugio del Caballo, yo defendía que esas montañas se deberían haber creado de una forma muy violenta por el choque de las placas, frente a la opinión de algún otro, creo que Tomás, de que fue poco a poco a lo largo de millones de años. Magnífico lugar este para reconocer mi error.

Este abombamiento, respecto a la construcción de Sierra Nevada, es efectivo hasta el punto de rotura. Es decir, en principio se originó el curvamiento y después de éste la rotura, deslizándose los materiales unos encima de otros, formando las características fallas.

Bueno, bueno… algo de violencia sí que hubo, jajaja.

Un problema aún no perfectamente solucionado es el que se refiere a grandes masas de terrenos trasladadas a la región de Sierra Nevada por desplazamientos considerables, que inclusive alcanzan distancias de 50 kilómetros. Sin embargo, la moderna geología parece definirse afirmativa en este hecho, al comprobar en Sierra Nevada la existencia de terrenos característicos en la zona de Motril.

A causa de su aislamiento y altitud, desde el fin de la Glaciación de Würm el macizo ha quedado como refugio de innumerables plantas y endemismos impropios de las latitudes mediterráneas en las que se sitúa, según fuentes del Ministerio de Medio Ambiente de España, 66 especies vegetales vasculares endémicas y otras 80 especies animales propias del lugar.

Existen referencias a Sierra Nevada desde la antigüedad. Plinio el Viejo ya mencionó en el siglo I la existencia del monte Solarius en la zona fronteriza entre las provincias romanas de Hispania de la Bética y la Tarraconense. Durante la época visigoda, Isidoro de Sevilla habló del monte Solorio, derivado de mont Oriens, «monte en el que luce el sol antes de salir». Posteriormente, diversos autores islámicos la mencionan, denominándola unos Yabal Sulayr (monte del Sol o del Aire), Yabal-al-Tay (monte de la Nieve), y otros simplemente monte Sulayr. Otras denominaciones posteriores han sido monte del Sol, del Aire y del Sol, de la Nieve y también Sierra de la Helada, siendo a partir del siglo XVIII bautizada de la forma en que es conocida hoy en día: Sierra Nevada.

En total, hicimos cima en estos 15 tres miles, aunque pasamos por muchos parajes que también están por encima de esta cota:

Picón de Jerez (3.094 m),

El puntal de Juntillas (3.140)

Pico de los Cervatillos (3.113 m.)

Puntal de los Cuartos (3.152 m.)

La Atalaya (3.139)

Pico del Cuervo (3.152 m),

Cuneta de Vacares (3.002 m),

Puntal de Vacares (3.146 m.),

La Alcazaba (3.366 m),

Mulhacén (3.483 m),

Veleta (3.392 m),

Tajos del Nevero (3.228, 3.242, 3.225, 3.213 m),

Croquis de la Integral de los 3000

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